Hoy me doy el tiempo de escribir esto, como un acto liberador y como testimonio de vida, se que de manera indistinta todos hemos sentido ese vacío o dolor profundo, con el que a veces no podemos más.
Había pasado gran parte de mi vida sintiéndome incompleta, incomprendida, sola, incluso rodeada de gente, sin ganas a veces incluso de vivir, pues había ocasiones que el dolor se vuelve intolerable, te rasga la piel, cada partecita expuesta e interna de ti, en donde es imposible incluso respirar… Y por más de que tenía todo lo que me habían enseñado necesitaba, una casa, una familia, un trabajo, amigos, no paraba de sentirme más vacía y sola que nunca… Esto, hasta aquel día en que al fin toque fondo fondo, y lo perdí todo, salud, familia, dinero, trabajo… La oscuridad en su plenitud, y aunque casi muero, me hizo ver las opciones que me había privado, por miedo a ser responsable de mi vida, por miedo a estar sola, por miedo a ser buena conmigo, por miedo a hacer lo que me gusta, por miedo a no ser lo que los demás esperaban, por miedo a no ser lo que me habían dicho que debía ser. Pues sí, sin nada más que perder, dejé a fin de luchar contra mi peor enemigo, yo. Para que lo entiendan mejor fue como cuando te encierran en un cuarto oscuro que te aterra, en donde al inicio te desesperas, estas ansioso, pero que al no tener más opciones lo aceptas y dejas de luchar y al permanecer en la oscuridad descubres que tus ojos se empiezan a adaptar y logran ver nuevos detalles incluso en la oscuridad. Pues sí creo que es la forma en que los seres humanos tenemos de aprender de las crisis, pues en nuestra inocente consciencia creamos realidades en muchos casos dolorosas, que más allá de castigarnos, están para mostrarnos que en realidad somos todo, sí todo, porque somos luz y oscuridad, y que es nuestra elección dejar de luchar y disfrutar, o frustrarnos tanto por algo que no tenemos al punto de matarnos…
A partir de esos días de mucha oscuridad pude entender desde dónde me relacionaba, pues tenía creencias en las que: confundía la dependencia con amor, otra en la que el dinero era igual a peligro de muerte, mecanismo para ganarme el amor por miedo a estar sola, en fin, muchas creencias que he ido aceptando y transformando en beneficio de mi bienestar, que me permiten hoy tener consciencia y sobre todo paz.
Hoy puedo decir que he empezado a amarme, a dedicarme tiempo, e invertir dinero, tiempo, paciencia y sobre todo mucho amor en hacer lo que me gusta, en escucharme y sentir sin juicio, pues he dejado todo y he venido a Europa a estudiar un Máster de Desarrollo Personal, más allá del cartón por conocerme aún más, cumpliendo así no sólo mi sueño de viajar por el mundo, el cual hasta con plata y visas pospuse por varias veces por miedo, principalmente el de confiar en la vida, su magia y mi poder interior. Y aunque las sombras no dejan de aparecer, cada vez las agradezco más y disfruto más de la liberación de su aprendizaje. Agradezco mi historia, a mis ancestros y a cada uno de mis nuevos maestros de vida que no paro de conocer en clases, en el mundo y principalmente en mi consulta, pues no paran de hacerme espejo, mostrándome lo que aún necesito integrar o reflejándose en mí para sanar. Definitivamente al final entiendes que todos somos uno.
Feliz vida a todos.